RELATO AUTOBIOGRÁFICO
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Mi nombre es Mirna Lozano García. Nací en el cantón Daule el 26 de Julio del año 1.971. He vivido desde muy pequeña en un recinto de la Parroquia Los Lojas del mismo cantón. Mi padre era agricultor y mi madre se dedica a las labores del hogar, somos cinco hermanos descendientes de esta unión. Soy la tercera entre mis hermanos y crecí con mis abuelos, desde que tenía cuatro añitos, ellos nos ofrecieron amor y cuidado a mí y hermanos que son Alexandra, Edgar y Tito y Nury mi hermana menor quien creció con mis padres. Viví en una casa hermosa de campo, con un balcón grande de caña, donde fui feliz todas las etapas de mi vida.
La enseñanza en valores y exigencias de mis abuelos fueron el punto clave en mi educación. Inicié mis estudios en la escuela 2 de septiembre aquí hice muchos amigos, recuerdo que tenía interés por la poesía, me gustaba declamar pequeñas estrofas y participaba en los concursos recibiendo diplomas. También me interesaba ciencias naturales eran mis asignaturas favoritas. La escuela tenía una sola profesora para todos los grados. Mi maestra era muy joven, inteligente, activa y creativa siempre observaba en ella, esa vocación por su profesión quien, enseñaba con amor lo que permitía aprender muchas de sus enseñanzas. A los doce años de edad entre a la secundaria en un colegio de la ciudad de Guayaquil, José Joaquín Pino Icaza, para asistir al colegio tenía muchas dificultades salíamos con mis hermanos en una canoa grande a las cinco de la mañana hasta la vía principal donde era la parada de buses, estos transportes siempre andaban completos y nos dejaban sin el viaje, con ello llegábamos tarde al colegio y de regreso a casa era el mismo recorrido, la misma Odisea de todos los días.
Este sacrificio diario me hacía valorar mis estudios y comprender que debía prepararme para adquirir un bachillerato. Me he caracterizado por ser buena estudiante y muy responsable, gracias a los consejos que me daba mi abuelita pude realizar mis sueños y cumplir los de ella. En el bachillerato escogí la especialidad de Filosóficos Sociales y no me gustaba la filosofía e Historia, puesto que, consideraba que eran aburridas, sin embargo, me encantaba mucho la Literatura por la pasión que veía en mi profesora al c declamar el poema Quejas de Dolores Veintimilla de Galindo hacía que viviera una inspiración profunda propia de la adolescencia. En ciertas ocasiones converse con ella del interés por la asignatura y cuando no asistía me pedía de favor que dictara en la clase ciertos talleres o cuestionarios para trabajar con mis compañeros, quienes me obedecían como si fuese la profesora, yo sentía mucha alegría de hacerlo y observaba que ejercía el poder de liderazgo. Con esta oportunidad, surgió mi vocación de escoger una carrera para la universidad, ser docente de Lengua y Literatura ,unos días anterior a esta vivencia deseaba ser médico y quería estar en la especialidad de Químico – Biológicas, porque me atraía ayudar a las personas enfermas y prestar auxilio algún compañero que sufriera un pequeño accidente en clase o jugando en el patio, pero tuve que desistir de este deseo debido a que mi padre no tenía muchos recursos económicos y con lo que mi abuela nos ayudaba no alcanzaba para cubrir gastos de medicina.
Al concluir el bachillerato, recuerdo como anécdota que en la ceremonia de incorporación cayó un torrencial aguacero, todo el glamour y elegancia se perdieron, lo único que no permitimos que se arruinara era el no dejar de fotografiar el momento único y pleno de amistad compartida con los compañeros de aula durante seis años. Nos dirigimos al salón de clase y ahí terminamos el evento entre rizas y sentimientos encontrados de lo que significan las despedidas de la secundaria con nuestra tutora a quien elegí como mi madrina de grado, por la admiración y respeto obtenido Lcda. Rosita Egas. Además, quiero expresar que la máxima alegría de este día fue la compañía de mi abuela y madre que asistieron al evento inolvidable en mi vida. Éramos cinco los graduados en la familia mis primas, tía y hermano, ambas sentían emoción por un evento tan importante para nosotros. Mi papa no asistió, porque decía que estos programas eran interminables y vivía ocupado en una pilladora que había construido ya por esa época, pero, si participo de mi fiesta de graduación que se había organizado. A los 18 años ingresé a la universidad de Guayaquil en Facultad de Filosofía y Letras y me inscribí en la carrera de Lengua y Literatura, realizando un pre-universitario, como requisito para aprobar la matricula. Una vez inscrita me designaron un paralelo donde había ochenta estudiantes y muchas veces nos tocaba recibir clases de pie porque las sillas no alcanzaban, frente a esta problemática me tocaba madrugar para tener un puesto en donde recibir la clase.
Las asignaturas impartidas eran variadas y las que consideraba difíciles eran latín, griego y francés, todo nuevo en relación a lo aprendido en el colegio. En cuanto a la relación de amistad muy poco existía solo, compañeros de clase, el tiempo paso muy rápido y cuando estaba ya en tercer año, de los ochenta que habíamos ingresado, habíamos quedado quince porque la mayoría perdían el año en Lingüística que era la asignatura fuerte, con los pocos que quedamos fortalecimos una linda amistad y estudio, se estableció un equipo de trabajo muy unido. En cuarto año realice mis practicas demostrativas y tuve una coordinadora que era muy linda persona trabajaba en el colegio Enrique Gill Gilbert, donde realice mi labor ahí tenía ochenta niñas en cada uno de los tres paralelos designados, mi desafío de trabajo en el aula era de establecer estrategias sencillas, para poder realizar las actividades con ellas, quienes colaboraban con el orden y todo gracias a Dios me fue muy bien, culminando con éxitos esta fase. Convencida ya, de mí vocación de docente gracias a estas prácticas terminé el quinto año incorporándome a los 23 años de edad recibiendo título de Profesora de Segunda enseñanza en la especialidad de Lengua y Literatura. Quiero relatar también que estuve a punto de ganar el premio contento por mis buenas calificaciones, pero el docente de Lingüística siempre calificaba un siete que nos ponía a todos debido a esta causa, me fue imposible cumplir ese ideal.
A los pocos meses conseguí trabajo gracias al apoyo de mi novio, Javier Villamar Briones a quien había conocido en la universidad. Ingrese por contrato en un colegio de la ciudad de Daule “Riberas del Daule” donde inicie mis primeros pininos compartí experiencias con nuevos amigos, quienes me orientara en el sistema de trabajo con los estudiantes los mismos que resultaban ser inteligentes, creativos y entusiastas con ellos había que prepararse para la competencia en el aula. Permanecí tres años en esta institución y tuve que renunciar porque no me habían asegurado y la remuneración era baja, tenía que viajar todos los días 45 minutos hasta mi casa y sueldo no me alcanzaba. Luego me contrataron en la Unidad Educativa Particular Franciscano Salitre, donde labore durante 17 años. Puedo argumentar que crecí en lo espiritual y laboral, porque recibí capacitaciones de forma continua lo que me permitía aprender nuevas técnicas de estudio para compartirlas en el aula, con los estudiantes fomentando la amistad y el respeto; además el trato con los padres era acogedor con todo este caminar tenía el sentido de pertenencia hacia mi institución tanto así que cuando me despedí por mi cambio me conmovió dejar a mis estudiantes, amigos y porque no decir al pueblo que me acogió.
En cuanto a mi vida personal y amorosa me case a los 30 años con mi novio ya habíamos cumplido siete años de conocernos, hasta la actualidad seguimos unidos y estamos por llegar al aniversario número 15 el 25 de mayo él me apoya de manera incondicional, ha estado conmigo en momentos difíciles y alegres de mi vida uno de ellos cuando falleció mi abuela. Es magister en Químico Biológicas y desea que yo adquiera mi título de maestría, puedo decir que como en todo matrimonio hemos tenido dificultades, pero las superamos para mí es un hombre maravilloso y lo amo.
Con la aparición del nuevo Bachillerato se proponen desafíos a los docentes para ello, decidí realizar mi licenciatura en la Universidad de Babahoyo estudiando dos años para adquirir el título de la licenciatura en Lengua y Literatura.En el año 2.012 falleció mi papa quien soñaba verme convertida en una licenciada, fueron momentos muy difíciles debido a que yo vivía en su casa y lo cuidaba en la estadía de su enfermedad, me acostumbre a su amor y amistad que me ofrecía y porque no decirlo su apoyo incondicional de padre que al morir me afecto demasiado.
A pesar de esta situación dolorosa decidí seguir creciendo profesionalmente por el sueño de mis padres y abuelos. Me inscribí en el concurso Quiero ser Maestro # 3 y gané por mis calificaciones un nombramiento provisional en el Cantón Santa Lucia en la Unidad Educativa Porvenir, aquí impartí las asignaturas de Lengua y literatura, Ciencias Naturales, Ingles y Proyecto escolar. En esta institución permanecí un año porque, aplique la oposición y mérito del concurso que estaba realizando del cual adquirí el primer lugar el distrito me reubico en la Unidad Educativa Ecuador Amazónico ,donde laboro actualmente y ya cumplí un año en este mes de abril. Pocos meses después de ganar mi nombramiento definitivo participe en la evaluación aplicada al docente y saque buenas calificaciones con la suma del concurso y de esta evaluación, el Ministerio de Educación me hizo ganadora de la beca de Maestría en la Universidad de Barcelona, la misma que estoy realizando.
Me considero una mujer que ha sido bendecida por Dios y agradezco a él cada triunfo y bendición recibida. Hoy puedo decir con certeza que ser docente es la profesión más hermosa debido a que formamos jóvenes integralmente para el desarrollo progresivo de un país. Por esto es necesario buscar mejoras de ideas y estrategias innovadoras para aplicarlas en el aula debemos familiarizarnos con las propuestas del currículo.